Blogia
El valor de las palabras

sociedad

CARTA ABIERTA AL OBISPO DE SEGOVIA

A la atención del Sr. Obispo:

El propio presidente de la Conferencia Episcopal ha reconocido: "toda intervención directa de la Iglesia (en el campo del ordenamiento político y social) constituiría una injerencia indebida".

Una vez más, algunos representantes de la Iglesia (a buen seguro muchos sacerdotes, misioneros/as, etc. rechazan las palabras que usted dedica a la asignatura de “Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos”, que así es como debe denominarse para ser objetivos) han lanzado una campaña que fomenta la rebelión social.

España tras más de 30 años de democracia, debe estar formada por ciudadanos y ciudadanas libres. Libres no sólo en el aspecto jurídico, sino también en su acepción ética y moral.

Todas y cada una de las acusaciones que usted lanza en el artículo sobre esta asignatura, son el producto de una contra-campaña (que ya anunció en su homilía, allá por el mes de mayo en Zamarramala durante el acto de Confirmación de un grupo de jóvenes segovianos).

Su doble moral para descalificar las decisiones legislativas que el Gobierno de la Nación ha tomado, no deben quedar sin respuesta.

Usted es un ejemplo de la más rancia postura que la Iglesia está manteniendo en nuestro país y en el resto del mundo. Usted, refleja, la impotencia que esa “organización” que representa, tiene para adaptarse a la inmensa mayoría de la sociedad del siglo XX y XXI.

Debo recordarle que su “organización” aplaudió y bendijo el nacionalcatolicismo del catón franquista obligatorio y ahora se permiten protestar por educar a la juventud española en la tolerancia respetuosa.

 La nueva asignatura no puede sustituir por ahora esa educación básica cuyos maestros han de ser los políticos y los periodistas, pero pone las bases de un futuro comportamiento cívico, democrático, patriótico de verdad, informado, responsable y participativo. Promueve el respeto y la ampliación de todos los derechos humanos y de toda minoría social; presenta el diálogo como única solución de los conflictos, la igualdad de géneros, la solidaridad sin fronteras, la paz en la justicia; combate la xenofobia y el racismo; describe objetivamente y ensalza la pluralidad política sin autoritarismos, así como la nacional, cultural y lingüística de los españoles; la laicidad del Estado y el valor de la religión, las reglas éticas entre partidos, el análisis científico de las ideologías y los deberes ecológicos; todo ello sin sectarismo ni dogmas doctrinales impuestos a los alumnos.

Su ataque a la nueva asignatura es un ejemplo de predicar y no dar trigo, pues se justifica, y aunque no lo explicite, entre otras sinrazones, por un supuesto atentado a la moral católica en el caso de la homosexualidad (rebata públicamente, si puede, esta afirmación). Ahora bien, la condena de la homofobia es puro respeto cívico a la no discriminación. Respetar no es recomendar ni promover. Lo verdaderamente cristiano es esa ética de la pluralidad conviviente en la igualdad, no la de condenar inquisitorialmente todo aquello que no coincide con ciertas opiniones, harto discutibles y sin fundamento, sobre la naturaleza humana.

COOPERACIÓN Y DESARROLLO

COOPERACIÓN Y DESARROLLO

Llevaba unos días pensando que, como decía Serrat, “las musas han pasado de mí, estarán de vacaciones”.

Durante las dos primeras semanas del mes de Julio, una gran cantidad de información era recibida por mis neuronas. Cuestiones de carácter político, social, económico, ético, tecnológico, bombardeaban mi mente con datos, frases, reseñas bibliográficas, imágenes, encuestas, etc. ¡Por favor, un momento!.

La era de la Información y el Conocimiento nos acosa incasable, y salvo que uno sea autista, en cualquier momento y a través de cualquier medio nuestras mentes se saturan de información que, yo diría en un 90%, no sirve para nada. Bueno quizás, para mantenernos ocupados en cosas banales y no detenernos a reflexionar. Y es entonces, cuando resuena en mi cabeza esa frase que oí en una ocasión a José Miguel Monzón (el Gran Wyoming): “El hombre es un dios cuando sueña, pero un mendigo cuando reflexiona” cuyo autor es Johann Christian Friederich Hölderlin, poeta alemán del siglo XVIII-XIX. Y claro todos queremos sentirnos dioses en lugar de mendigos.

El Presidente de Honor del Club de Roma, el español Ricardo Díez Hochtleiner, en su intervención durante el Curso de Verano que la Universidad Politécnica de Madrid ha organizado en San Ildefonso, titulado “Desarrollo y Cooperación: El papel de la Sociedad Civil” aseguraba que son precisamente los individuos que forman esa sociedad quienes deben decidir si de verdad quiere un futuro mejor, no tanto los gobiernos o el mercado. Y mientras tanto salta en mi ordenador una ventana de una organización de ayuda humanitaria que actúa en la India y Camboya construyendo hogares infantiles para alejar a esos niños de la vida en la calle.

Por su parte Jaime Vallaure, Director del Programa Mundial de Alimentos para  Honduras, nos explicaba como sin resolver el problema del agua, la sanidad y los alimentos, de cualquier comunidad para la que se elabore un proyecto de cooperación y desarrollo, ese trabajo está avocado al fracaso. Además de ser imprescindible que este proyecto sea elaborado y asumido por los habitantes de esa comunidad.

Por otro lado empresas nacionales e internacionales (Caja Navarra, Nestlé, Iberdrola, Telefónica, ACS, etc.) nos mostraban sus proyectos elaborados a partir de eso que se llama RSC (Responsabilidad Social Corporativa), importante a mi modo de entender, pero que parece más una vía para justificar el sentimiento de culpa que algunas empresas tienen por el abuso que hacen de las materias primas que utilizan de eso países “subdesarrollados”. Un dato, el presupuesto que maneja Nestlé es superior a toda la ayuda económica mundial que se destina a la Cooperación y el Desarrollo.

Y nosotros mientras tanto, preocupados por ver quién gana “Operación Triunfo”, si la mala situación económica internacional se la llama, de una vez por todas, crisis, o por averiguar si Chávez y el rey Juan Carlos se darán un abrazo que ponga fin a esa inagotable fuente de noticias que supuso la frase: “Por qué no te callas”.

Por último les remitiré a un Informe del 2007 que evalúa el seguimiento para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio que se marcó la ONU el 13 de septiembre del 2000 y a cuyos textos pueden acceder pinchando en estos enlaces:

Declaración de Desarrollo para el Milenio

Informe de la ONU del 2007

Disculpen las molestias y sigan disfrutando de esas merecidas vacaciones.

El iPhone

Parece un paso adelante en la comunicación digital de los seres humanos y sin embargo es un paso atrás en el camino de la aminoración de las desigualdades entre los que habitamos el “mundo desarrollado” y el resto.

Las herramientas físicas o no que las Nuevas Tecnología desarrollan, como cualquier avance tecnológico sólo son verdaderamente útiles a la humanidad, si se comparten, es decir se universalizan. Antes de seguir adelante con este desarrollo desenfrenado, más vale que nos detengamos un momento y reflexionemos hacia donde vamos.

Nos compramos el último modelo de teléfono móvil, tenemos nuestro blog, y nos suscribimos a unas cuentas redes sociales, etc. Nos vanagloriamos de estar a la última en tecnología y de formar parte de una comunidad virtual, ¿ pero que sucede con la comunidad real?.

No avanzamos con el rumbo correcto. Nos estamos dejando arrastrar por los brillantes colores de la Red, de la Web 2.0, de los gadgets ultramodernos y extraplanos, de los amigos cibernéticos y dejamos de lado a nuestros amigos reales, al contacto diario con los vecinos o compañeros de viaje hacia el trabajo, los que sufren guerras, los que pasan hambre.

Debemos aminorar la marcha, esperar si cabe, a los rezagados, ayudar a los que no tienen de todo, en definitiva retomar valores como la justicia social o la solidaridad.

Para terminar una afirmación que nos haga reflexionar: “Con lo que ha costado la Guerra de Irak se acabaría el hambre en el mundo”.

Por favor, sigan leyendo este blog acostados en su hamaca a orillas del mar, o recostado en una silla de mimbre en el jardín de una casa rural o quizás al final de una dura jornada de trabajo.

Visiten este enlace: http://weblogs.madrimasd.org/documentacion/archive/2008/07/13/96766.aspx